© Diego Elgueta |
La definición de una gran cubierta aérea y suspendida en el aire marca la idea-fuerza del diseño arquitectónico. Una sola plataforma clara y rotunda que se levanta al oriente, con la cordillera configurando el paisaje principal para el recinto deportivo.
Una cubierta simple, constructivamente resistente y duradera que visualmente no se apoya en fachadas perimetrales manteniendo permeable el volumen.
La forma del terreno permite dar solución a las graderías en taludes pre-existentes apareciendo la cubierta como una nube más del paisaje. Los revestimientos del exterior se diseñaron con patrones de microperforaciones que evocan movimiento y fluidez. Producen juegos de luces y sombras que le entregan al edificio un carácter recreativo y lúdico además que lo integran al parque donde está emplazado. El diseño busca eficiencia y economías.
La estructura se soluciona en perfiles de acero que conforman una tenso estructura con marcos articulados que salvan las grandes luces. Los cerramientos perimetrales son cierros metálicos que facilitan incorporación de luz natural y ventilación como condición de diseño. Las dependencias de servicios y deportistas se concentran en un edificio único de hormigón visto que está incorporado a los niveles de terreno.
Fue relevante en la elección de los materiales, la durabilidad y la mantención. Se optó por especificaciones de alta resistencia al uso y el clima interior.
© Juan Francisco Vargas Malebrán |
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